
Desde el estallido de la crisis sanitaria en nuestro país y la consiguiente declaración del estado de alarma el conjunto de la población española se siente amenazada, no solo por las posibles consecuencias de la COVID-19 sobre su salud, sino por las incertidumbres familiares, económicas, sociales y laborales que nos acechan.
En este escenario, la prevalencia de los riesgos psicosociales en el trabajo está aumentando significativamente. La adaptación a la nueva situación puede estar afectando gravemente a determinados factores psicosociales. No cabe duda de que las exigencias emocionales derivadas de las complicadas situaciones que se están viviendo, la incertidumbre que se convierte en miedo al contagio en los centros de trabajo, los necesarios cambios en la organización del trabajo, etc. están agravando la exposición a estos factores.