
Aunque es evidente que no hay precedentes en la realidad que estamos atravesando, no es menos cierto que la debilidad de nuestro sistema sanitario ha agudizado de forma importante la capacidad de respuesta. La falta de recursos en la atención primaria, el cierre de camas hospitalarias, el recorte de plantillas, la debilidad de las estructuras de salud pública y la precariedad laboral de buena parte del personal sitúan a Madrid en una situación muy complicada. Lo vivido por los sanitarios y sanitarias en nuestro país, y en especial lo vivido en nuestra Comunidad Autónoma como consecuencia del aumento exponencial de la presión asistencial con unos recursos muy limitados, ha contribuido, sin duda, a agravar una situación que ya de antemano era mala.
En definitiva, la pandemia de la COVID-19 no ha hecho más que agravar y multiplicar la presencia de factores de riesgo psicosociales en las y los profesionales sanitarios.