Desde el punto de vista de la salud laboral, nos encontramos en un sector en el que la combinación de unos altos riesgos ergonómicos, la presión sobre el ritmo de trabajo, la variabilidad de los horarios, la incertidumbre generalizada y el riesgo de un inadecuado comportamiento de los clientes pueden dar lugar a un abanico de problemas que van desde los trastornos musculoesqueléticos hasta el estrés, pasando por problemas sanitarios de índole psicosocial.